Yorkshire Terrier, un líder indiscutible


El Yorkshire Terrier lidera de forma indiscutible la tabla de ejemplares inscritos en el Libro de Orígenes Español (LOE) donde, en el año 2008, se registraron 14.084 ejemplares, casi tres mil más que la raza que le sigue, el Pastor Alemán. Esta supremacía, que ya permanece durante una década, tiene sólidos cimientos y los Yorkies van aumentando su número y popularidad no sólo en España, sino en la mayoría de los países.

Son muchas las razones de este éxito irresistible, siendo su pequeño tamaño, desde luego, uno de los más importantes, ya que le hace ideal para convivir en pisos y apartamentos de las grandes ciudades. Además, su reducido tamaño facilita la movilidad y es posible llevarle como compañero hasta en los viajes en avión como pasajero de cabina.

Pero no es sólo su tamaño, el Yorkshire Terrier tiene también un hermoso y exuberante pelo como aliado. Es un pelo que no pasa por período de “muda”, permanente y muy similar al cabello humano, puede alcanzar gran longitud y le hace especialmente atractivo en Exposiciones Caninas. Su textura de seda es muy fácil de mantener, se seca rápidamente y admite diferentes arreglos y cortes si no se quiere tener largo… y, por si fuera poco, los alergólogos lo ven como uno de los más recomendables para evitar procesos alérgicos en personas propensas a ellos.

Unido a un físico lleno de glamour, el Yorkie tiene un carácter con gran personalidad, combinando la chispa de valentía y coraje de las razas Terriers con la capacidad de seducción de las razas de compañía. Es inteligente, sociable y con una gran capacidad de adaptación a las más diversas circunstancias. Pese a su apariencia delicada, es de naturaleza robusta y muy resistente a las enfermedades. Si a esto unimos que es una de las razas más longevas, con individuos que sobrepasan los quince años en buena forma, tendremos un buen montón de buenas razones que explican porqué esta raza se ha ganado el favor del gran público.

Orígenes de la raza

La raza Yorkshire Terrier nació a mediados del siglo XIX en el condado de Yorkshire, Gran Bretaña, de donde tomó su nombre. No fue producto de la selección de castas o troncos ya existentes, sino el genial resultado de un proyecto bien planificado partiendo de ejemplares bastante heterogéneos.

El objetivo explícito de aquel grupo de primeros criadores fue la de crear un pequeño perro refinado y con glamour, que despertase admiración en los círculos de las Exposiciones Caninas, que iniciaban su andadura en aquellos años. Tamaño pequeño, orejas erectas, cuerpo compacto, manto de pelo largo y sedoso, color dorado y azul en distribución bien definida y un carácter alerta, lleno de vida, fueron las características buscadas.

El primer ejemplar del que se tiene referencia en una Exposición con características de lo que poco después se llamaría Yorkshire Terrier, fue “Yock”, propiedad de Mrs. Carr, que ganó el segundo premio de la Exposición de Leeds celebrada en Julio de 1861. Ésta fue la primera vez que una mujer hizo de presentadora en exposiciones caninas.

En el periódico “Stock Beeper”, en 1887, el gran criador Mr. Ed Bootman, de Halifax, nos da las claves de los ejemplares que están en la base selectiva de lo que hoy es el Yorkshire Terrier.

Uno de ellos fue el macho “Old Crab”, que pesaba algo más de tres kilos, tenía las patas y el hocico de color dorado y el pelo del cuerpo azul y de aproximadamente 9 centímetros de largo, su dueño era de Halifax.

El segundo ejemplar que aparece como pilar de la raza es la hembra “Kitty”, que el autor nos describe como muy diferente a “Old Crab”, con orejas caídas, mucho pelo sedoso de color azulado sin dorado en ninguna parte del cuerpo. Esta hembra tuvo seis camadas con “ Old Crab”, de las que nacieron 36 cachorros.

El tercer pilar de la raza fue otra hembra de tipo “terrier antiguo” con la cabeza, orejas y patas doradas y el cuerpo gris canoso. Fue enviada a Halifax desde Escocia por un amigo del propietario, Mr. Whittam. Los cachorros producto de estos cruces fueron a parar a personas residentes en las regiones de Yorkshire y Lancashire, en su mayoría trabajadores de fábricas textiles.

El matrimonio Foster, cimientos de la raza

Es difícil exagerar la importancia que para el Yorkie tuvieron Mr. y Mrs. Foster, radicados en Bradford. Con ellos, la raza entró en la historia propiamente dicha, estabilizó el tipo buscado y alcanzó inmensa popularidad en Gran Bretaña y en todo el mundo. Los Foster se preocuparon de adquirir, para incorporar a su cría, la flor y nata, los mejores ejemplares de su tiempo, y desarrollaron la raza hacia las metas que años antes eran sólo un sueño.

El ejemplar que les permitió un avance gigantesco, fue el mítico “Huddersfield Ben”, nacido en el año 1865, y considerado como el padre de la raza.

“Ben” provenía de las líneas que iniciaron los antes descritos “Old Crab”, “Kitty” y la hembra de Whittam pero, a partir de él, ya no existen conjeturas, porque las genealogías están certificadas minuciosamente en Libros de Orígenes. Fue un reproductor por excelencia que ganó fama no sólo entre los criadores de la raza, sino entre todos los cinófilos de fin de siglo.

Prácticamente todos los ejemplares de hoy día se remontan a él en sus árboles genealógicos. Tenía las orejas cortadas siguiendo la costumbre en la raza hasta la aparición, en diciembre de 1894, de la “Ladies Memorial Act”, una ley que prohibía exhibir en exposiciones del Reino Unido cualquier perro con las orejas cortadas que hubiera nacido después de marzo de 1895.

“Ben” era algo grande, pesaba cinco kilos y medio y con más longitud de cuerpo de lo buscado, pero dio hijos compactos y de buen tamaño. Precisamente uno de ellos, llamado “Mozart”, criado por Mr. James Alderson en Leeds, ganó el Primer Premio en la Exposición de Westmoreland de 1870 y, desde ese momento, la raza comenzó a llamarse “Yorkshire Terrier”, como reconocimiento a que la inmensa mayoría de ejemplares tenía aquel condado como origen.

El otro ejemplar propiedad de los señores Foster que contribuyó decisivamente a la mejora de la raza fue Ch.“Ted”, nacido el 20 de julio de 1883. Fue un perro de óptimo tamaño para aquellos días, pesaba algo más de dos kilos, medía 23 centímetros a la cruz y era relativamente corto de dorso, además, la longitud de su pelo llegó a 45’5 centímetros. Admirado por todos, ganó más de 265 primeros premios y fue determinante en la popularización de la raza.

Los señores Foster criaron cientos de excelentes ejemplares con el afijo “Bradford” y muchos de ellos fueron exportados.

El primer campeón de Estados Unidos, Ch.“Bradford Harry”, exhibido durante los años 1889 y 90, fue una de esas exportaciones, que popularizaron la raza en todo el mundo.

La señora Foster fue la primera mujer a la que se facultó en Gran Bretaña a juzgar razas “Toy” y, además de Yorkies, crió con éxito English Toy Terrier.

Antes de finalizar el siglo, el Yorkshire Terrier era una raza estabilizada genéticamente y, aunque anteriormente habían funcionado otros Clubs de raza y prototipos raciales, el estándar definitivo fue redactado tras la fundación del Yorkshire Terrier Club, en el año 1898, y hoy día permanece prácticamente inalterado.

“Ozmilion”, consolidación de la raza

Mención aparte merece el criadero inglés “Ozmilion”, de Mr. Osman Sameja, considerado el padre de la raza tal y como la conocemos actualmente, de hecho, la mayoría de los ejemplares que constituyeron la base de la cría en nuestro país e incluso en el resto del mundo, proceden de “Ozmilion”.

En Inglaterra, país de origen de la raza, ejemplares criados por Mr. Osman Sameja, han batido todos los récords y han conquistado los máximos galardones, incluído el Best in Show de Crufts, la exposición más prestigiosa del mundo, con Ch.”Ozmilion Mystification”, record de la raza en todos los tiempos. La cría de Mr. Sameja se ha caracterizado siempre por preservar las características esenciales de la raza en cuanto a tipicidad y, sobre todo, color y textura.

El Yorkshire Terrier en España

Existe constancia de la presencia de Yorkshire Terriers en España desde principios del siglo XX. En la Exposición Internacional de Apicultura celebrada en los Jardines del Buen Retiro de Madrid en el año 1902, dos ejemplares de Yorkshire Terrier recibieron premios y diplomas de honor. Según consta en la crónica de “La Caza Ilustrada”, se llamaban “ Darling” y “Mini”, ambos importados de Inglaterra.

También en la exposición canina celebrada en 1910 en el Retiro madrileño por la Sociedad de Cazadores y Pescadores, un Yorkie ganó uno de los grandes premios entregado por el entonces alcalde de Madrid, D. Francos Rodríguez. En el Tomo I del Libro de Orígenes Español, correspondiente al año 1912 aparece con el número 66 la hembra de Yorkshire Terrier “Quenny”, hija de “Pride of Life” y de “Ena” propiedad de Dª Angela Losada. Esta Yorkie obtuvo medalla de oro en la Exposición organizada por la, entonces recién creada, Real Sociedad Central de Fomento de las Razas Caninas en España.

En el año 1916 se inscriben en el L.O.E., por primera vez, Yorkshire Terriers con afijo criados en España. Fue una camada con tres ejemplares, un macho y dos hembras: “Wolf de Hispania”, “Dusky de Hispania” y “Nora de Hispania”. Sus criadores y propietarios eran los señores Drake-Fresneda, de Madrid.

Desgraciadamente, todos los primeros intentos de crianza se pierden y los ejemplares que van inscribiéndose en el Libro de Orígenes Español corresponden a nuevas importaciones de las que no consta descendencia. A comienzo de los años setenta se inicia una crianza más sistematizada con relevantes importaciones de Inglaterra como “Goldisox of Barntoys”, que lograría el campeonato de España en 1976, diversos ejemplares del criadero “Ozmilion”, base fundamental en la cría española, o la extraordinaria hembra “Blairsville Blue Mink”, hija del famoso Ch. “Blairsville Royal Seal”. A finales de los años setenta comienza a ser muy asidua la presencia de ejemplares franceses en nuestras exposiciones que ayudan a subir el nivel de cuidado y presentación en ring.

En los años ochenta se realizaron otras importaciones relevantes del criadero belga “Millmoor” que también contribuyeron notablemente al desarrollo de la raza en nuestro país.

En los años noventa, la calidad de los Yorkshire Terrier españoles es ya un hecho y se suceden las victorias importantes en certámenes internacionales de máximo nivel incluídos Campeonatos de Europa y del Mundo. En el año 1994 se inscribieron ya más de cuatro mil ejemplares en el L.O.E. y la popularidad de la raza inicia su despegue que continuará imparable en los últimos años noventa.

Comienza el nuevo milenio con el Yorkshire Terrier instalado en el primer lugar del ranking con 10.736 ejemplares inscritos y, ese lugar de honor, lo mantiene a día de hoy.

Si tenemos en cuenta la longevidad de la raza, no es descabellado pensar que alrededor de ¡¡¡¡cien mil yorkies!!!! conviven actualmente en hogares españoles… una cifra absolutamente espectacular que habla por sí sola del nivel de aceptación de la raza en nuestra sociedad.

No sería la primera vez que una raza declina víctima de su propio éxito… por eso, resulta de vital importancia que los criadores conozcan a la perfección los puntos esenciales del Estándar (el faro que debe guiar la labor de selección) los respeten y los sigan.

Carlos Salas y Ana Mesto
Jueces Internacionales de la Federación Cinológica Internacional (F.C.I.)
Jueces Especialistas de la raza Yorkshire
Criadores de Yorkshire Terrier con el afijo “La Villa y Corte”